En los espacios religiosos existen formas de violencia hacia las mujeres que parecen inofensivas pero que igual afectan su humanidad porque se va naturalizando la subordinación de las mujeres desde el subconsciente.

Entre estas formas de violencia se encuentra:

  • Superioridad masculina: Esto se refleja en que todo lo relacionado a conocimiento, gobierno, santidad y espiritualidad, está delegado a los varones. Se sub-valora el pensamiento de las mujeres y sus capacidades, y se refleja en los roles que hombres y mujeres tienen en el ámbito eclesial, el ejercicio de cargos de dirección y toma de decisiones en las iglesias como: el pastorado, sacerdocio, juntas directivas y presbiterios, etc., se delega a los hombres; mientras que a las mujeres se les limita a los roles domésticos como: lo es el cuidado a la niñez, preparar alimentos, hacer limpieza, etc.
  • Invisibilización de las mujeres: Se han invisibilizado los nombres de las mujeres, su historia, sus aportes y capacidades. En los espacios eclesiales no se habla de los aportes que las mujeres han hecho, no se
    mencionan sus nombres o historias y cuando sí se mencionan se da una lectura de sumisión y subordinación, de lo contrario son utilizadas como ejemplo de “malas mujeres”.
  • Lenguaje sexista o masculinizante (todo escrito en masculino): Este lenguaje está presente en las traducciones bíblicas, lecturas, liturgias, cantos, predicaciones, etc., que anula la representación simbólica
    de la existencia de las mujeres.
  • Espacios impunes a la violencia: Muchos espacios eclesiales pueden dejar pasar o hasta justificar muchos tipos de violencia, como violencia intrafamiliar, violencia sexual, etc., y en muchos casos se ocultan para que no salgan a la luz. Encima de eso, todavía se protege a los agresores (sacerdotes, pastores, líderes o feligreses) para que no se dañe su reputación y no tengan que enfrentar la justicia.

Fuente: Con base a artículo “Erradicación de la violencia contra las mujeres en las iglesias desde el paradigma de igualdad” por Lubia De León, Licenciada en Ciencias Religiosas por la Universidad Rafael Landívar y diplomada en Estudios Teológicos Feministas en la Escuela EFETA, de Andalucía, España. Integrante del Núcleo de Mujeres y Teología de Guatemala.

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